jueves, 20 de octubre de 2011

CONTINUACION DE LA HISTORIA INTERMINABLE: "LOS MENSAJEROS Y SUS VIAJES"

Luego de pasar muchas dificultades, los cuatro mensajeros cuyos nombres son; Pyernrajzark (Comerrocas), Vúschvusul (silfo nocturno), Blubb (fuego fatuo) y el diminutense (Úckuck) llegaron a la torre de Marfil y al encontrarse con la noticia que la Emperatriz Infantil estaba enferma se hicieron más amigos y pusieron todo su empeño en encontrar una solución.
El diminutense Úckuck propuso buscar dentro de Fantasia un hechicero que se dedicara a curar males espirituales, y,  preguntando entre los personajes que había, apareció un sapo que los condujo hasta un hongo en Podrepantano en el cual vivía Merlín.
Juntos regresaron a la torre para tratar de curar a la Emperatriz pero no lo consiguieron: ella seguía enferma.
El Comerrocas propuso  buscar piedras con características energizantes, emprendieron un viaje hacia la montaña de piedras luminosas, cargando gran cantidad de ellas en todos sus bolsos. A la vuelta, el murciélago apenas podía volar con tanto peso, el caracol ya no parecía de carrera y el comerrocas hacía esfuerzos para no comerse las piedras que llevaba en sus manos. Blubb no podía dar grandes saltos ya que llevaba mucho peso y en cada uno de sus saltos perdía gran cantidad de piedras.
Después de tanto esfuerzo, llegaron con su carga y al mostrárselas a la Emperatriz, ella no sintió bienestar.
 El fuego fatuo  recomendó, entónces conseguir la lágrima de una sirena para dársela a beber a la Emperatriz Infantil.
Desanimados, salieron camino  al lago del Podrepantano que, recordaban, que estaba habitado por una sirena. Luego de mucho andar, llegaron a destino y después de conversar con la sirena, esta accedió a darles un frasquito con sus lágrimas.  Tampoco resultó beneficiosa esta idea.
Por último, el silfo nocturno exclamó: “Hagamos que todos los niños recuperen la atracción de vivir a través de un libro la Fantasía”. Entonces todos se dirigieron a la biblioteca del Reino y comenzaron a buscar libros relacionados con aventuras, fantasías en los cuales tal vez encontrarían el remedio o la solución.
Fue así que se sumaron todos los mensajeros que había en el lugar y colaboraron en la tarea de leer cientos y cientos de historias. La Emperatriz se enteró de esta hazaña y se acercó hasta la biblioteca y comenzó su mejoría pero eso forma parte de otra historia y debe ser contada en otra ocasión.